lunes, 29 de julio de 2024

ATAQUES DE PÁNICO O CRISIS DE ANSIEDAD - ¿COMO ACTUAR?


¿Qué es el ataque de pánico?

La mayoría de los expertos definen un ataque de pánico como la aparición repentina de miedo intenso. Las personas que su
fren estos ataques se sienten abrumadas por
síntomas mentales y físicos, que pueden variar de una persona a otra. Sus corazones pueden acelerarse y palpitar como si le estuviera dando un ataque al corazón, pueden sentir que no pueden respirar, inclusive muchas veces les tiemblen las extremidades o sientan opresión en el pecho, llegando a tener la sensación de estar ahogados. 

Estos ataques se caracterizan por una ola repentina de temor o incomodidad, o bien, una sensación de perder el control, incluso cuando no hay un peligro real o un factor desencadenante claro. No todas las personas que tienen un ataque de pánico llegarán a tener un trastorno de ansiedad a futuro. 

Muchas personas con este trastorno se preocupan por la posibilidad de tener otro ataque y podrían hacer cambios considerables en sus vidas para evitarlo. 

Los ataques de pánico pueden ocurrir con mucha frecuencia como varias veces al día, o tan pocas como unas cuantas veces al año. A menudo, el ataque de pánico comienza al final de la adolescencia o a principios de la edad adulta. 

¿Cuáles son las señales y los síntomas del ataque de pánico?

EN PRIMER LUGAR, ES IMPORTANTE DESTACAR QUE PARA QUE UN ATAQUE DE PÁNICO  SEA CONSIDERADO COMO TAL, debe estar acompañado de al menos cuatro (4) de un total de 13 síntomas fisiológicos ó somáticos y cognitivos, que se inician bruscamente y alcanzan su máxima expresión dentro de los primeros 10 minutos. Las personas con ataques de pánico pueden tener: 

  1. La sensación de estar fuera de control, o de tener miedo a la muerte o a una fatalidad inminente.

  2. Falta de aliento o sensación de ahogo (disnea)

  3. Mareo, inestabilidad, o sensación de pérdida de conciencia.

  4. Palpitaciones o ritmo cardíaco acelerado

  5. Temblores

  6. Sudoración y Sofocación 

  7. Náuseas o molestias abdominales

  8. Despersonalizacion o desrealizacion

  9. Adormecimiento o sensación de cosquilleo (parestesia)

  10. Escalofríos o rubor repentino 

  11. Una preocupación intensa sobre cuándo ocurrirá el próximo ataque de pánico.

  12. Temor de ir o evitar ir a los lugares donde han tenido un ataque de pánico en el pasado.

  13. Dolor, opresión en el pecho. 

¿Cómo se puede calmar un ataque de pánico en el momento?

Si nunca sufriste un ataque de pánico, y sentís dolor en el pecho y falta de aire, lo aconsejable es ir a urgencias para confirmar que realmente estás teniendo un ataque de pánico, en lugar de un problema cardíaco. Pero si ya sufriste uno en el pasado, y te das cuenta de que estás empezando a tener otro, estos consejos pueden ayudarte en el momento. Puede ser útil practicar estas estrategias de afrontamiento con antelación, para poder emplearlas la próxima vez que se produzca un ataque de pánico:

HABLARSE A UNO MISMO: El primer paso consiste en que la persona sea consciente de lo que está sucediendo, entendiendo que lo que está vivenciando es una reacción exagerada ante un estímulo del medio. Esto le permitirá a la persona reducir un poco el nivel de ansiedad.  Es importante recordar que un ataque de pánico siempre termina y por lo general dura como máximo entre 10 y 30 minutos.  


UBICARSE EN UNA POSICIÓN CÓMODA Y DE RELAJACIÓN: La tensión muscular hace más difícil que el cuerpo de la persona afectada se libere de las hormonas del estrés, por eso es fundamental buscar un espacio cómodo, cálido y abierto. 


LLAMAR A REFERENTE FAMILIAR O AMIGO: Un amigo o familiar referente  de confianza puede ayudar a tranquilizar a una persona cuando sienta que empieza un ataque de pánico. El mero hecho de hablar con alguien sobre lo que la persona está experimentando y de nombrar las sensaciones que recorren su cuerpo, puede ayudarle a estabilizarse en el momento.


RESPIRAR DESDE EL DIAFRAGMA: La hiperventilación, una característica común de los ataques de pánico, puede hacer que las personas se sientan mareadas, por lo que respirar lentamente puede ser útil. Por lo general, los adultos respiran desde el pecho; en cambio, puede ser útil respirar desde el diafragma como lo haría un bebé, centrándose en la expansión del vientre. Esto puede ralentizar y profundizar nuestra respiración, inundando el cerebro de oxígeno y activando el sistema nervioso parasimpático, que ayuda a señalar que no necesitamos luchar y reduce los niveles de angustia. El fin de esta intervención, es hacer consciente a la respiración. 


TOMAR ALGO FRÍO: Buscar un cubito de hielo o poner un paño húmedo y frío en la muñeca puede funcionar. El choque del frío puede ayudar a centrarse en el presente; esto también ayuda a aliviar el incómodo calor y la sudoración que algunas personas sienten durante las crisis.


DESPLAZAMIENTO DEL CENTRO DE ATENCIÓN: Algunos terapeutas recomiendan algunos ejercicios sencillos para desplazar o distraerse de la ansiedad que se acumula en la mente. Ejemplos: 

  • Contar y nombrar los colores que te rodean. Decir cada uno de ellos en voz alta, o simplemente anotarlos en la mente. 

  • Describir la ropa que la persona lleva puesta. 

  • Describir el clima, fecha y estación del año. 

  • Escuchar sonidos o música que le guste.

  • Mirar algo que le agrade a la persona

No hay comentarios:

Publicar un comentario