Definimos a la muerte súbita (MS) como: muerte natural, de causa cardiovascular, que se produce en forma inesperada, con un corto intervalo desde el inicio de los síntomas desencadenantes, habitualmente menor de una hora o que acontece durante el sueño.
Representa la mitad de las muertes
cardiovasculares y el 25% del total de las muertes en adultos. Aproximadamente
un 50% ocurre en personas sin enfermedad cardíaca conocida, siendo ésta su
primera expresión y si bien su incidencia en la población general es baja, se
incrementa a medida que se seleccionan poblaciones con mayor riesgo.
La incidencia expresada en casos por millón
de habitantes/año, varía según los países evaluados. Siendo por ejemplo en
Francia de 32.1, China de 41.3 o EE. UU. de 70 a 155. El grupo etario más
afectado se encuentra entre los 45 y 75 años de edad y un franco predominio en
la población masculina, pero con un crecimiento cada vez mayor en el sexo
femenino donde actualmente representa el 35%.
En nuestro país se estima que la incidencia
anual de MS es alrededor de 40.000 y que la inmensa mayoría ocurre fuera de
centros asistenciales.
La muerte súbita ocurre de
forma inesperada y repentina. Esta situación estresante nos paraliza y la
única alternativa para resolverla es estar preparados y entrenados para
detectarla y actuar de forma inmediata. Aquí es cuando las maniobras
de RCP
y DEA se vuelven un recurso fundamental.
El entrenamiento regular en esta técnica nos
brinda seguridad para actuar de forma adecuada hasta la llegada del personal de
salud.
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